Personajes

Alfonso Diez

alfonso@codigodiez.mx

Consulta que nace muerta

 

Marcelo Ebrard anunció que el gobierno del Distrito Federal hará una consulta a la ciudadanía el próximo 27 de julio para que decida si quiere o no una Reforma Energética, pero dados los resultados de consultas anteriores hechas por el mismo gobierno y vistos los procedimientos, no puede haber confianza en los resultados.

El primer problema es que a las convocatorias de Marcelo —o de su antecesor— acuden, en un alto porcentaje, miembros del PRD o simpatizantes de este partido. Los de otros partidos no les hacen caso. A partir de este punto, los resultados no reflejan la opinión de la mayoría de la población.

El segundo problema es que si sólo una ciudad —o unas cuantas— recaba la opinión de sus habitantes, los resultados no determinan cómo piensa la mayoría en toda la república y en consecuencia aquí tenemos un segundo punto para descalificar la consulta ciudadana.

El tercer problema radica en el tipo de preguntas que se hacen. En votaciones anteriores se han visto preguntas amañadas, que no dejan lugar para expresar abiertamente alguna opinión, o que van acompañadas por otras preguntas con respuestas predecibles.

Un ejemplo: En lugar de preguntar ¿Debe aprobarse (sí o no) la propuesta del gobierno federal? Lo pueden poner de esta manera: ¿La propuesta del “pelele” debe tirarse a la basura o regresarse al Poder Ejecutivo? Y así, no importa cuál sea la respuesta, será en contra de la reforma.

Otro: ¿La decisión la debe tomar el pueblo, o solamente los integrantes de las Cámaras de Senadores y Diputados? En su gran mayoría, los que acuden a estas consultas, responderán que el pueblo y como esta figura no es constitucional no podrá ser acatada por el Poder Legislativo, que es quien debe tomar la decisión realmente y esto servirá al Jefe de Gobierno del DF para descalificar a sus integrantes y acusarlos de no hacer caso a la consulta popular.

Un ejemplo más, acompañar la pregunta de otra con respuesta predecible: ¿Si la Reforma Energética es mala para México debe aprobarse? Todos responderán que no, claro que no debe aprobarse una reforma mala para México, pero la pregunta debió ser planteada de otra manera: ¿Es buena la reforma para México (sí o no)?

Es el tipo de cuestionarios amañados que en otras ocasiones ha planteado el Gobierno del DF. Si a esto añadimos que no se puede tener confianza en los procesos de votación organizados por el PRD, en vista de que ya hemos visto cómo sus miembros recurren a todas las trampas existentes para obtener lo que desean, no podemos tener confianza en el que lleven al cabo para decidir sobre la Reforma Energética el próximo 27 de julio.

En otras palabras, tal consulta está muerta desde que nace, porque no servirá para marcar una acción legislativa, ni para normar el criterio de nadie, solamente servirá a Marcelo para descalificar a los partidos que no siguen los lineamientos de López Obrador.

Ese es uno de los problemas evidentes de Ebrard. El jueves 29 de mayo se presentó ante los senadores con su supuesta posición en torno a la reforma mencionada, pero se dedicó a lanzar insultos: “No tienen vergüenza”, señalando a los legisladores que lo escuchaban atentamente. Le pidieron que les tuviera respeto, dado que lo escuchaban con atención, y él sólo respondía: “Lo mismo pido”, como en diálogo de sordos y volvía con sus insultos.

Pero no debe extrañar ese comportamiento, Marcelo se ha identificado de tal manera con “El Peje” que ha adoptado su discurso, su lenguaje: “No tienen vergüenza” es una de las expresiones favoritas del tabasqueño. Cuando el que debate no tiene argumentos recurre a los insultos como una manera de impresionar a quienes lo escuchan para “ganar”, desde su propio punto de vista, la discusión.

Pero ganan solamente con quienes no conocen esos trucos. Claro, son muchos los que caen, pero la fuerza de los argumentos sólidos siempre vence al final y por eso, cuando llegan las votaciones en serio, organizadas por una institución no manipulada por el PRD, los “sin argumentos” quedan fuera de la pelea, aunque seguramente se prepararán para la otra.

Ya Andrés Manuel sentenció que los debates para él eran una vacilada, que lo que quiere es tiempo. ¿Tiempo para qué? Para seguir estructurando las bases de lo que él piensa servirá para derrocar al presidente, y de no lograrlo, para sumar adictos a su causa que le permitan ganar las elecciones en el 2012. Pero en lugar de eso, lo que ha visto es que su imagen sigue en picada, porque cada vez son más evidentes sus triquiñuelas.

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